En el caso del presidente, varios hechos impactan en su gobierno y en la comunicación. Inicia su mandato con la desconfianza de la mitad del electorado, en un entorno de pandemia, ruido político y cuestionamientos.
Por Mela Salazar. 31 agosto, 2021. Publicado en El Tiempo (Edición dominical), el 29 de agosto de 2021.La comunicación se ha convertido en un elemento imprescindible en el mundo en el que vivimos. Sin ella, es imposible tener éxito en un proyecto empresarial, institucional o político, señala el fundador de la consultora Llorente y Cuenca (LlYC).
En el caso del presidente Castillo, varios hechos impactan en su gobierno y en la comunicación. Inicia su mandato con la desconfianza de la mitad del electorado, en un entorno de pandemia, ruido político y cuestionamientos. Aunque los primeros cien días son un período aceptado, socialmente y por los medios de comunicación, como el tiempo que un nuevo gobierno tiene para realizar sus primeras medidas y conectar con la sociedad, ante un escenario de crisis económica y sanitaria, no hay tregua y se tiene que actuar con sentido de urgencia.
La comunicación de gobierno, según diversos autores, es aquella que realizan los altos cargos y sus instituciones (presidentes, ministros, alcaldes y las instituciones que representan) en el período que dura su mandato. Está al servicio de la sociedad, y confluyen distintos tipos, como la comunicación institucional, política o las relaciones públicas. Además, tiene características de comunicación estratégica, de profesionalización, de comunicación bidireccional con el público, etc.
La comunicación gubernamental afecta la calidad de vida de los gobernados y tiene consecuencias sobre el desarrollo de un país, región o municipio. Como señalan Canel & Sanders (2010, p.7), «La comunicación puede ser determinante para incrementar o disminuir la confianza de inversores, empresarios y ciudadanos”.
Asimismo, tiene un objetivo: generar consenso. “Si la comunicación gubernamental no actúa bien, no hay consenso y si no hay consenso, no hay buena gestión” (Riorda 2008, p. 27), por lo que interesa que la comunicación ayude a que, aun habiendo grupos discordantes, las políticas del gobierno sean aceptadas socialmente por la mayor cantidad posible de ciudadanos.
Un gobierno se construye con acciones, pero también con comunicación. Como señala Riorda, la comunicación gubernamental juega un papel clave en la construcción de una determinada cultura política y, además, permite obtener capacidad institucional y condiciones de gobernabilidad. Dada su importancia, debe diferenciarse de la comunicación que realiza el candidato, ya que requiere de un tipo de planificación distinta, ya que el período de gobierno es más largo, de varios años, y debe dar cuenta a los ciudadanos de sus acciones.
En el caso del profesor Pedro Castillo, este fue el candidato que menos declaraciones y entrevistas dio a la prensa. Hoy, siendo mandatario y estando en los inicios de su gobierno, no puede seguir con esa actitud. Se requiere de una comunicación clara, ordenada, escalonada y permanente para dar a conocer las políticas y el desarrollo de los planes de acción.
Así como los mensajes explícitos son importantes, como los que enunció Castillo en su mensaje a la Nación llamando a la reconstrucción de la unidad nacional y a la lucha contra la corrupción, también es importante una narrativa coherente ;y, esto no lo está logrando, al tener un equipo ministerial con varios cuestionamientos, que debilitan los lazos de confianza y credibilidad.
El uso de Internet y las redes sociales debe ser considerado por las administraciones públicas como un nuevo canal de comunicación con los ciudadanos, que democratiza y flexibiliza la relación, construyendo una imagen moderna y cercana del gobierno de turno. Cabe realizar también una escucha activa de lo que van diciendo los ciudadanos, interactuar con ellos y saber qué esperan. Estar atento a lo que se dice permite construir una buena reputación y atajar una crisis de comunicación.
Sin embargo, a nivel de redes, lo que percibimos es la locuacidad e intromisión del secretario del partido Perú Libre, Vladimir Cerrón, quien asume la vocería del gobierno sin tener un cargo y lanza múltiples mensajes, lo que genera incertidumbre sobre quién mueve los hilos del poder.
Las fallas en la comunicación se pueden deber a la falta de liderazgo e inexperiencia del gobernante. David Sulmont, sociólogo de la PUCP, agrega “Castillo parece como un presidente que todavía no se asienta, no tiene una voz propia que se distinga de voceros oficiosos que le están restando llegada a la ciudadanía, como es básicamente Cerrón”.
Un error como la improvisación no es una alternativa en la comunicación de gobierno, que debe construirse con mucho cuidado; tampoco los dobles mensajes, que denotan una falta de coherencia entre lo que se hace y se dice. Y, no los son los anuncios de “sorpresas”, que generan reacciones negativas en la opinión pública.
Como mandatario del Perú, el presidente Castillo tiene que dar cuenta a los ciudadanos de sus acciones, así como tener apertura con los medios de comunicación. Es necesaria una planificación estratégica de lo que se va a comunicar en cada período de tiempo y evaluar sus actuaciones comunicativas (a través de discursos, ruedas de prensa, declaraciones, teleconferencias, etc.).
Para gobernar bien, hay que saber comunicar, solo así, con una comunicación clara, honesta y transparente, el ejecutivo podrá ganarse el respaldo de los ciudadanos.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.